viernes, 12 de septiembre de 2008

Fermento

Cabizbando los vados y la podredumbre de meses largos bajo la lluvia, la gente del colegiales metafísico habito mas entre costumbres y cordialidades que en una verdadera catástrofe como la vivieron [hoy] los antiguos sanguinarios. El olor a puerto perdura y convive con la ya retirada del agua, las moscas se amontonan sobre los muertos animales. El síntoma de enfermedad y esta vez todo era barro, peste, tiranía. Nuevas realidades tramaban la escena del paraje de las ballenas, como entes fantásticos o reales, en el plano celestial o el plano terrenal.
Ballenas asesinas revientan la esquina de mi barrio, ballenas asesinas se juntan en el kiosco de Osvaldo. Osvaldo, el de las pesadillas de Zamel el turco, o el que en otras circunstancias vendía cigarrillos entonando la marsellesa o coca cola tarareando la internacional. Definitivamente preso en las pesadillas de Zamel contemporáneo, quien cena con auriculares puestos, complejizando las noticias y explicando las muertes de los castillos a su tía, que intenta ver por la televisión los concursos del gran baile. En definitiva gigantes edificios conceptúales, séptima generación del renacuajo anglopampeano, fiesta y doma.
- Cierre su libro Zamel, es hora de que nos acompañe
Y el robusto se levantaba empapado en sudor, las palpitaciones le daban hambre y se dirigía a la cocina, en la heladera estarían las sobras de su platillo favorito, Suareas Ancas de Rana extraídas del arroyo Vega por su tía y sus propias manos, - ¡Entrad a mi boca, dulces quinceañeras, entrad! - consumía los batracios y volvía a su estado de reposo.
Así yacen las condiciones de existencia y la sed moderna, la búsqueda como fin último descansa sobre las telas de araña, los monos de la calle pampa robaron el antiguo telón del teatro colon. Zamel respira por última vez

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